Dos semanas oyendo el roer, el chillar, el caminar de esa puta en mi alacena. Dos semanas encontrando cagadillas en mis hermosos platos chinos, dos semanas de encrisparme pensando en que saltara, se acercara siquiera, se envalentonara y me mordiera. Esa tarde, decidida con tres tintos en la barriga y la masmèdula, con cuatro trampas, ocho laminillas de pega y mata y cinco bolitas de veneno; abri la alacena y...No pude.
Me mirò con ojillos asustados y solo observè cinco cuerpecillos rosas retorciendose entre sus tetas y la blancura de mis platos.
-¡Porque Marta por Dios! -Me preguntò mi marido y no respodì.
Que sabìa èl de estas cosas de la maternidad.
JoelangarikaCopyrightDerechosReservados25/05/10
Wednesday, June 22, 2011
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