I
Penélope hilaba los años en la rueca del tiempo. Atizbaba el ponto con ojos cansados y tristes. Cuando él llegó, muchos años después, pregunto por ella. Nadie le supo decir nada. Entonces, tomo por esposa a la hermana del rey. penélope salió de su escondite. Se dió cuenta tarde que la larga espera había sido una ilusión tonta.
Esa misma noche, los perros tragarón hambrientos sus despojos.
II
penélope espero por él un tiempo. Se mantenía ocupada hilando en la rueca e imaginando las aventuras del amado, esos peligros al acecho, que tendría que sortear. Los días se convirtierón en meses, los meses en años. Esa mañana Penélope despertó cansada, ojerosa, harta. Se quitó el luto del alma y comenzó a observar a los hombres. Cuando él llegó muchos años después, no pregunto por ella, no le buscó; porque sabía que le esperaba en casa. Cuando abrió la puerta, no había nadie. Ni rueca, ni hilo, ni hijos y ni ella. En el pueblo cuentan, que un día agarro sus pertenencias y cambio de destino; ahora ella, era mujer del enemigo.
III
A Penélope él la encontró ajada, sucia, ojerosa, con canas. Ella le miró con el corazón en los ojos. Y fué en esa primera mirada, cuando ambos se dierón cuenta que ya nada era igual. Esa noche durmierón uno al lado del otro dándose la espalda. La mañana siguiente, Penélope volvió a su rutina diaria:
la rueca y el hilo Él, comenzó a indagar nuevas propuestas heroicas por venir.
Joel LangarikaPuertoVallartaJaliscoMéxicoCRDReservadossept2005
Wednesday, January 31, 2007
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2 comments:
Casi casi el destino de Penélope me asecha. Sólo que en mi caso no sé aquién espero porque no he despedido a nadie todavía.
...Y es que las largas esperas, realmente, nunca tiene la compensación predecida.
Uno de los mejores relatos que te he leido, poeta de los mares. Sublime.
Un abrazo
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